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"Emocionalmente, la Vega Baja, me duele"

Isabelo Sánchez

"Emocionalmente, la Vega Baja, me duele". Esas fueron las palabras con las que Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo, arqueólogo que trabajó mucho en el sitio cuando allí se quisieron construir 3.000 viviendas, entre los años 2001 y 2006, y que actualmente dirige el emblemático yacimiento visigodo de Guarrazar, en Guadamur, inició su conferencia.

Partiendo de los conocimientos previos sobre el sitio, pues ya se sabía de la importancia del lugar desde el siglo XVI, con documentos que hablan de la importancia de Vega Baja,  que llegan hasta el XVIII, hizo un recorrido por las intervenciones modernas, principalmente las realizadas por su equipo, desde los sondeos previos a la urbanización, allá por 2001, más de 200, en los que prácticamente todos mostraron resultados positivos, ratificando de esta manera los hallazgos antiguos y los documentos que hablaban de ello (dando a entender que no fue una sorpresa que se empezara a comprometer el proyecto urbanístico para construir viviendas, además de usos dotacionales y terciarios,  auspiciado por el Ayuntamiento y la Junta de Comunidades, mientras que intentaban tirar  para adelante, a toda costa, ignorando la realidad arqueológica); la actuación, simultanea, y agónica, en San Pedro el Verde 25, cuando ya casi había sido arrasado por completo el gran edificio que allí había,  los trabajos realizados en los viales de la urbanización, allá por 2003-4, y, por último, la excavación de algunas de las parcelas adjudicadas a propietarios particulares.

Teniendo en cuenta la geología del territorio, las fallas que determinaron el surgimiento y características del peñón toledano, el Cerro del Bu, la llanura de inundación del río, y el territorio al norte y al sur, Juan Manuel nos habló del poblamiento antiguo e intenso del territorio, vertebrado por las vías de comunicación. Aunque el cerro y el peñón, fueron poblados muy pronto, sin embargo, existen importantes asentamientos romanos en la zona de los montes, y sobre todo por toda la vega, muy interesante el de la zona de la estación del ferrocarril, en Santa Bárbara, mostrando que ya en esa época era normal el hábitat permanente de gentes fuera del Casco Históricos, es decir, que vivían fuera de la urbs.

Para entender el poblamiento tardo antiguo, es necesario tener en cuenta esos hábitats previos, los caminos antiguos que se fueron desarrollando desde entonces, y los conceptos o significados de civitas, urbs, y suburbium. De esta forma trató de poner de relevancia, el hecho de que la urbs toledana, la ciudad o espacio construido a partir del centro, durante el periodo que nos ocupa, podía ocupar unas 80 hectáreas, mientras que el suburbium (Vega Baja) que se crea a sus pies, con una estimación prudente, pudo superar las 140 hectáreas.

Este espacio, que empezó a poblarse, aunque débilmente, desde la prehistoria, tiene un importante crecimiento, ya desde época romana, cuando se instalan allí villas romanas o grandes edificios como el circo, que siguen utilizando, o crean, esas vías de comunicación antiguas, en torno a las cuales se configura el asentamiento, las importantes zonas cementeriales y, probablemente, algunos santuarios. Algunas de estas vías tienen un porte importante, aunque también existen viales secundarios, todos ellos atestiguados arqueológicamente, que justifican los ejes del urbanismo que se desarrollaría con los visigodos.

La importancia que adquiere el suburbio quedó atestiguada por el emplazamiento en el lugar del Aula Regia, o salón del trono, que supondría que Vega Baja, el suburbio toledano, se convirtió en el centro de poder del reino. Su presencia en el lugar está claramente atestiguada por las fuentes, no hay ninguna duda, y por la arqueología. Cuando en 2001, el equipo de Juanma se encontraba trabajando en los sondeos encargados por la empresa Vega Baja, previos a la construcción de la urbanización, detectaron el movimiento de máquinas en una parcela aledaña, fuera del ámbito del proyecto urbanístico. Allí, se iba a construir la clínica Fremap, y los arqueólogos quedaron asombrados al ver que, sin intervención arqueológica alguna, se estaban eliminando con una pala excavadora, restos que parecían de gran relevancia. Su denuncia paralizó la obra, y se inició una excavación arqueológica, en lo poco que habían dejado las máquinas. Muros de un metro veinte o metro treinta (como decían las fuentes), aparecieron a la vista, que claramente debían soportar bóvedas elevadas por lo menos a diez metros o más sobre el suelo. Es decir, se trataba de un gran edificio que, por sus características, sólo podría corresponder con un palacio o el aula regia; el centro de poder visigodo, probablemente vinculado con una basílica pretoriense, aun no descubierta, y unido con un gran vial de comunicación y/o procesional, con Santa Leocadia, centro del poder religioso. En torno a esta zona palacial, se levantarían otras importantes edificaciones, que fueron identificadas durante las excavaciones de 2004, organizadas en torno a grandes patios, extendiéndose, a partir de aquí, toda una nueva ciudad, cuyos límites, abarcarían toda la zona de Vega Baja, que actualmente está sin edificar, el barrio de Santa Teresa, el Poblado Obrero, y alcanzaría más allá de la Avenida de la Reconquista, y la Avenida de Barber, incluida la franja del Hospital Virgen de la Salud, sin poder determinar el límite por esta zona, aunque él mismo vio restos arqueológicos, que no fueron excavados, cuando se construyó el aparcamiento de la calle Bruselas.  En la importancia del lugar, es necesario tener en cuenta que Toledo, el suburbium, se convirtió, también,  en uno de los centros de poder religioso más importantes del momento, con la celebración, en la Basílica y en Santa Leocadia, de varios concilios, incluido el que le costó el reino, por enfrentarse al poder religioso, al rey Wamba. El lugar, habría estado habitado, entonces, débilmente en la prehistoria, de forma más importante durante el periodo romano, habría sido intensamente urbanizado en el momento visigodo, y mantendría el poblamiento durante el periodo emiral, y probablemente hasta el siglo X, cuando la ciudad se retrae hacia el interior de la muralla.

En definitiva, peculiarmente, Vega Baja, es un caso excepcional en Europa en la conservación de los restos de una ciudad de la Antigüedad Tardía, un lugar emblemático que ha sido olvidado por las administraciones, y que, dado su estado de abandono, permanece ajeno a la ciudadanía. Se trata de un espacio de gran potencial que precisa, en primer lugar, que sea protegido, pues plantas y árboles crecen sin control deteriorándolo cada día, y en segundo lugar, que sea puesto en valor, no en su globalidad, por la dificultad de excavar todas las hectáreas que tiene el sitio, y de realizar después un mantenimiento de las estructuras afloradas para que no se deterioren, pero sí que sería posible excavar y poner en valor alguna zona o zonas,  de forma que la ciudadanía pudiera valorar lo que realmente hay ahí. El resto de espacios, las zonas de menor valor arqueológico, podrían convertirse, por ejemplo, en jardines, por ejemplo de aromáticas, que no tienen grandes raíces que destruyan los restos, para que el espacio pueda ser disfrutado por los ciudadanos. Pero esta conservación, y puesta en valor, depende de la sociedad, de la ciudadanía. 

Para finalizar, puso en relación o comparó, el esfuerzo que, con muy pocos recursos, se viene haciendo en Guarrazar, un lugar que, en 2013-2014, estaba casi desaparecido, y que con mucho trabajo está aflorando poco a poco, y que cada vez es más apreciado por los ciudadanos, gracias a la puesta en valor que se está realizando allí, principalmente con los niños, que son en quiénes hay que incidir para que se valore el pasado. Guarrazar, en Guadamur, aunque se muestra como un lugar importante del mundo visigodo, se encuentra a diez kilómetros de Toledo, en medio del campo. Si ese trabajo, ese proyecto, que él personalmente ofreció a la administración local y regional, antes de hacerse cargo de Guarrazar, se hubiera realizado en Toledo, en la capital, donde las personas pueden bajar a la Vega Baja, andando, el éxito en cuanto a la difusión y valoración del patrimonio, habría estado garantizado, desde hace varios años, y su futuro estaría garantizado desde hace mucho tiempo, lo que le lleva a ese dolor emocional, por el tiempo y las oportunidades perdidas.

En mi opinión, está claro que Vega Baja necesita un proyecto o un plan, pero no un plan urbanístico, sino uno de protección y puesta en valor, que aleje definitivamente la sombra del ladrillo, o las intervenciones u ocurrencias puntuales. Es necesario, como puso de relieve el conferenciante, sacar toda la información que existe sobre el sitio, que es mucha (él mismo cuenta con una estantería completa llena de documentación sobre Vega Baja), y trabajar en ella, para, a partir de aquí, poder tomar las mejores decisiones sobre el lugar. 

Son muchos los años de abandono de Vega Baja, en mi opinión propiciados interesadamente por las administraciones que deberían haberlo cuidado y puesto en valor, sin duda, porque siempre albergaron el deseo de llenar todo ese espacio de asfalto y ladrillo (que ya lo tienen lleno de coches), en una política absurda e insostenible, de crecer y quemar suelo, sin ton ni son, en un contexto de crecimiento poblacional cercano al cero; en lugar de rehabilitar viviendas, regenerar espacios degradados e intentar proporcionar a los ciudadanos entornos agradables y calidad de vida. Qué mejor entorno que poder pasear con la vista de la ciudad amurallada al fondo, entre jardines fragantes, y bellas ruinas que nos hablan de un pasado brillante y glorioso. 

Aunque parece que, finalmente, gracias otra vez, como en 2006, a la presión ciudadana (que sus intenciones eran claramente otras), Vega Baja puede estar salvada (ya veremos finalmente ese POM cuyo avance llevan anunciando tanto tiempo y que mantienen oculto a la ciudadanía), no nos olvidamos de La Peraleda, ese espacio al otro lado del río, que claramente pertenece al mismo espacio geográfico, que perteneció en el pasado a la misma unidad cultural, y que se encuentra dentro del espacio protegido por UNESCO, cuando declaró la ciudad de Toledo patrimonio de la Humanidad. Parece que, vistas las dificultades para construir en la Vega (su obsesión), la administración local y regional, han virado su objetivo hacia ese otro espacio que, excepcionalmente se ha salvado del urbanismo feroz en los momentos de mayor fuerza de la burbuja del ladrillo, pero que ahora, puede volver a estar en peligro, mucho más de lo que lo estuvo en 2007, con aquél POM salvaje; ya que el pistoletazo de salida para llenar de ladrillo y asfalto ese espacio lo han dado ya, con la ubicación en el sitio del cuartel de la Guardia Civil, en un claro intento de liquidar la cuestión, con la ayuda o el impulso de la implantación en el sitio de una institución querida por muchos ciudadanos (es decir, la utilización política de esta institución), para que así existan menos obstáculos a sus deseos y ocurrencias.

Sólo una última reflexión. La serie de conferencias que ha organizado la plataforma “Toledo. Sociedad, Patrimonio y Cultura”, es de gran interés para comprender la relevancia y valor para la ciudadanía, de lo que las administraciones local y regional han denominado, en su famoso convenio “Sitio histórico y natural de la Vega Baja de la Ciudad de Toledo”.  En las mismas, participan grandes expertos en geografía, paisaje, educación, y arqueología. Los gestores públicos que tendrán la misión futura de proteger y dar a conocer este espacio, deberían, para poder tener una visión clara e informada de lo que se puede o debe hacer en el lugar, por lo menos, estar presentes en este tipo de eventos. Conocemos la gran afición por la fotografía de nuestros gobernantes; en la inauguración de cualquier tipo de mobiliario público, empresa privada, o evento, ya sea realizado por la propia administración, o como políticos adosados para la foto, con el eslogan de que “el ayuntamiento apoya”; pero creemos que es aquí donde hay que estar, donde se debate el futuro de aspectos importantes de la ciudad, como es en este caso Vega Baja, haya o no haya foto, para aprender, para ilustrarse, para que nos ilustren a los ciudadanos y para que respondan a las preguntas y dudas de estos. Todos sabemos que no tienen ningún plan de ciudad, y así es difícil tomar decisiones acertadas. Por lo menos podían informarse.  Ayer, entre los asistentes a la conferencia, estaban varios representantes de la corporación municipal, en concreto, de Izquierda Unida-Podemos, del Partido Popular y de Ciudadanos, lo que hizo que resaltara más, aunque viene siendo normal, la ausencia de representantes del PSOE.  


Estas son las conferencias que quedan: