El contrapeso olvidado

El territorio de Toledo es cortado, de este a oeste, por el río Tajo, creando, con su circulación pausada, amplias vegas, sometidas a inundaciones periódicas que generaban, antes de la regulación mediante presas de su caudal, un suelo de gran fertilidad. Por eso, a lo largo de toda la historia, los seres humanos se han asentado en sus elevaciones más próximas, para poder cultivar esas tierras fértiles.

En las proximidades de la ciudad de Toledo conocemos unas cuantas villas romanas, que se reparten a lo largo del cauce del río. En estas villas, a veces, los propietarios contaban con instalaciones que reproducían las comodidades de la vida urbana, en el campo, las Pars urbana, o área de la vivienda del dueño, y para su servicio y mantenimiento, contaban con la Pars rústica, o área de la vivienda para los esclavos, cocinas y establos, y la Pars fructuaria, con almacenes, o zonas de producción agropecuaria, como bodegas, graneros, y molinos.


El lugar donde se producía el aceite, la almazara o turcularium, precisaba una serie de salas para prensar, balsas para decantar el aceite, y una zona de depósito. Para prensar el aceite, se utilizaba un mecanismo conocido como prensa de viga (praelum), que precisaba de un gran bloque de piedra o contrapeso para proporcionar un anclaje al mecanismo de accionamiento de la prensa, que podía ser de tornillo, o de torno. Este gran bloque de granito contaba con dos hendiduras en sus caras laterales donde se sujetaba mediante madera el mecanismo de accionamiento. En el caso del mecanismo de tornillo, además, precisaba un agujero en la parte superior donde giraba y se introducía el tornillo que traccionaba la viga, y en el caso del de torno, la tracción de la viga se realizaba mediante una cuerda que era recogida enrollándola en un torno sólidamente fijado al contrapeso.


Todo esto viene al caso porque, dando un paseo hoy en bicicleta, me he vuelto a encontrar con un viejo amigo. Ya hace muchos años que se encuentra en ese lugar, entre la maleza, donde hubo una antigua villa romana, y todavía sigue ahí, olvidado: un contrapeso de un turcularium romano.
Los dibujos los he tomado de: Romero Pérez, Manuel. 2011-2012: Producción oleícola durante la antigüedad en la depresión de Antequera: estudios en el Ager Antikariensis y Singiliensis, De vino et oleo Hispaniae. An Murcia 27-28: 281-399

Conjunto Histórico de Toledo. Error detectado en su delimitación y solicitud para que se revise y subsane

Desde la plataforma “Toledo. Sociedad, Patrimonio y Cultura”, hemos detectado lo que consideramos un error de representación cartográfica de la zona delimitada como Monumento Histórico Artístico en 1940 y Patrimonio de la Humanidad en 1986, que necesitaría ser corregido por sus consecuencias legales en relación a la afectación de la zona protegida por la ejecución de infraestructuras u obras, el planeamiento urbanístico actual y futuro, en vías de elaboración, y la concesión de ayudas y subvenciones para la conservación o rehabilitación del casco en su conjunto o de las edificaciones que lo integran.

Por eso, hemos registrado el día 22 de marzo de 2021, en el Ayuntamiento de Toledo, Junta de Comunidades y Ministerio de Cultura, administraciones competentes en la gestión y tutela del Patrimonio Cultural, una solicitud para que revise y subsane el error detectado, por sus implicaciones o consecuencias para la conservación y mantenimiento del Conjunto Histórico de la ciudad de Toledo, haciendo innecesarias así, posibles posteriores reclamaciones legales una vez aprobados el Plan Especial de Vega Baja y el POM en vías de elaboración, o cualquier otra actividad constructiva o urbanística que pudiera afectarlo.

Este error de límites no sólo altera el espacio que legalmente te debe abarcar el Plan Especial del Casco Histórico, sino que modifica, sin que haya existido propuesta alguna en dicho sentido, el ámbito protegido por el Estado como Monumento Histórico-Artístico, en 1940 y 1968, propuesto en base a esa delimitación para su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial en 1985, aceptado en 1986, y ratificado posteriormente por su Valor Universal Excepcional.

A continuación puede visualizarse el documento explicativo de hechos que se ha adjuntado en la documentación presentada al registrar la petición.

Barrio del Polígono, antes de la III Fase (2003)

 


Vía del ferrocarril convencional Madrid-Toledo

Pocos metros más allá, detrás de la curva, la vía desaparece, fue desmantelada. El tren convencional desapareció para conectarnos directamente con Atocha por medio del AVE. 

En 2005 circuló el último tren convencional entre Madrid y Toledo. Se ganaron 20 minutos en el viaje, y a cambio se perdió el enlace con Madrid a través de Aranjuez, y desde aquí con todas las conexiones que tenía esta ciudad, incluido el cercanías de Madrid, y también renunciamos a los trenes de mercancías, y con ello la dinamización económica que podía haber impulsado a la industria.

Nos vendieron el AVE como símbolo de modernidad, nos lo metieron por los ojos, apelaron a nuestro toledanismo, al privilegio que íbamos a tener, a lo importante que éramos que hasta nos traían el AVE mientras que ninguna ciudad de nuestras dimensiones contaba con él. Y nos metimos de cabeza, sin pensar en nada más.



A pesar de los políticos, Vega Baja resiste

    Desde dentro de Vega Baja, desde el yacimiento declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica en el año 2008, se experimenta la desolación y el abandono al que vergonzosamente están sometiendo los políticos a este sitio. La valla del camino, que pretende evitar que las personas puedan acceder y dañar los restos arqueológicos, caída; pero el tiempo, por sí sólo, ya ha hecho su tarea, y los plásticos que una vez protegieron las estructuras y estratos que quedaron a la vista cuando se interrumpieron los trabajos arqueológicos, aparecen ahora rotos; y la vida se abre camino con árboles y plantas que crecen sin control. Si paseas alrededor, unas alegres liebres acompañarán tu camino y te saludarán mientras paseas. Una "Liebre de Marzo", especialmente loca, me llamaba la atención. Incapaz de entender algo del yacimiento pensé en seguirla y acompañar a Haigha y al Sombrerero a merendar y tomar el té (eran las cinco de la tarde). Pero al poco volví desde el sueño a la razón para reflexionar que, ante el abandono, es normal que haya gente que pueda pensar en para qué sirve Vega Baja, y que es más útil ese espacio si se dedica a la construcción. 

    Los poderes públicos tienen la obligación de proteger y conservar el patrimonio, y "ponerlo al servicio de la colectividad en el convencimiento de que con su disfrute se facilita el acceso a la cultura y que ésta, en definitiva, es camino seguro hacia la libertad de los pueblos". Años y años de desidia. A la vista está que se incumple flagrantemente lo que la norma decía que tenía que hacer un Estado democrático (Preámbulo de la Ley del Patrimonio Histórico Español).

    Afortunadamente, podemos felicitarnos de que, por lo menos, la presión ciudadana, haya conseguido impedir, de momento, que ahí haya ahora bloques de pisos, que era el deseo irrefrenable de todos y cada uno de los políticos que nos han gobernado. Por eso, por esa osadía del pueblo, nos castigan con desidia y abandono, con esta vergüenza, para que nos hartemos, y consintamos. Una vez vista la imposibilidad de llenarlo todo de casas, por lo menos que aceptemos edificar parte. Así ya podremos darnos con un canto en los dientes, por dejarnos un poco de ¡espacio vacío!, que es lo que claramente piensan, en línea con ciertos sectores económicos de la ciudad, sobre qué es un yacimiento arqueológico o un paisaje. Consideran, les leo la mente, que de esta forma matarán dos pájaros de un tiro: sacarán rendimiento económico al sitio, que es realmente lo que les interesa, y al mismo tiempo aparecerán como adalides de la preservación del patrimonio. 

    De momento, la partida sigue abierta (la reina roja no ha conseguido cortarnos la cabeza), aunque a lo largo del tiempo han conseguido dar bocados al sitio y al paisaje, algunos importantes, todavía, si alzas un poco la vista, desde algunas partes, puedes ver la bella silueta de la ciudad, como la vieron nuestros antepasados, y por lo tanto aun podemos disfrutar de un paisaje excepcional, que ha conseguido llegar hasta nosotros relativamente bien conservado, y que puede mejorarse con la puesta en valor del yacimiento, junto con la recuperación de espacios verdes y otros usos vinculados al ocio, a la naturaleza o el medio ambiente, que sean compatibles con el patrimonio, para el disfrute de todos, y de nuestros hijos, lo que es motivo para que nos felicitémonos. 


¡La lucha sigue!