Juan Manuel Rojas y Arturo Ruiz Taboada

Hoy ha tocado sesión doble. Dos pesos pesados de la arqueología toledana impartían sendas conferencias en la ciudad: Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo y Arturo Ruiz Taboada. En realidad la sesión era triple, ya que Jean Passini daba otra charla, casi a la misma hora, en el museo del Greco. Pero el cuerpo no da para tanto, así que he optado por las dos que me resultaban más atractivas. Así  da gusto, no saber a dónde acudir por exceso de actos. La pena es que todos se hayan acumulado en un mismo día, como si se hubieran puesto de acuerdo para contraprogramarse, y luego habrá muchos días sin acto interesante alguno.


A las 16:30, Juanma Rojas exponía su ponencia, "Evolución y cronología de los muros históricos toledanos" en el Aula Magna de la UCLM en el edificio Madre de Dios, dentro del congreso internacional "Revestimientos de fachadas en el Casco Histórico de Toledo". Como nos tiene acostumbrados, el arqueólogo y director del yacimiento arqueológica de Guarrazar, ha expuesto una magnífica síntesis, en media hora, de la evolución de la técnica constructiva muraria en Toledo, desde la época romana hasta la actualidad. Ha hablado de los materiales utilizados; el ganéis, el granito, la caliza, o el mármol, y la tierra, en forma de adobe o tapial, componentes estos de difícil conservación y detección arqueológica; de elementos constructivos que preferentemente son locales, lo que tenían a mano, si acaso del entorno inmediato; principalme se han construido los muros con mampusto,  a veces trabado con cal, pero otras muchas con barro, en función de la riqueza del promotor de la obra, o el uso que se fuera a dar al edificio, si se pretendía que fuese duradero o efímero; todos ellos materiales reutilizados a lo largo del tiempo en varias ocasiones, para construir o formar parte de otras obras, o que finalmente terminan desintegrados, como la tierra misma de la construcción, incorporada en la ruina del edificio hasta mimetizarse con el entorno; o convertidos en cal, como las calizas o el mármol,  en hornos exprofeso para volver a utilizarlos ahora con otra función, forma y características, en un ciclo de reuso continuo, lo que explica su escasez en los yacimientis; nos ha hablado de la técnica del "spolia", restos de edificios romanos o visigodos reutilizados en los primeros momentos de la conquista árabe; y del uso del mampusto y el ladrillo en el definido por él mismo y Ramón Villa, como 'aparejo toledano", y su evolución A, A1, B, C y D, a la largo del tiempo; o del rejuntado, sus tipos y características, y también de su evolución histórica.






A las 19:00, comenzaba la conferencia de Arturo en el Museo de Santa Cruz, organizada por la asociación "Amigos del Museo de Santa Cruz  ¡Vivo!,  titulada "La excavación del poblado de la Edad del Bronce de Montón de Trigo (Los Yébenes, Toledo, campañas de 2021 y 2022". 


Antes de entrar a la charla, me he entretenido paseando por el claustro del museo, a cubierto, mientras caía la lluvia, y sonaba el rumor de la fuente central del jardín. En la noche, el sitio tiene un encanto especial.









Mientras tanto, la "arqueología" sigue siendo la cenicienta del museo, limitada, incomprensiblemente, a las piezas de gran porte que se muestran en este claustro, cuando el resto de las magníficas colecciones siguen durmiendo el sueños de los justos almacenadas en cajas de oscuros almacenes (sin tener en cuenta el Museo de los Concilios, dedicado en exclusiva al mundo visigodo). Entretanto, a pocos metros, el espléndido espacio de Santa Fe, que fue rehabilitando con dinero público para servir de ampliación del Museo de Santa Cruz, y que pudo haber albergado un muy necesario museo arqueológico, disfruta de amplios espacios infrautilizados por una colección privada que nadie visita. Recordemos que fue entregado incoherentemente por Emiliano García-Page, mejor dicho, requisado a los ciudadanos de Toledo y concedido por el prócer a un coleccionista privado para que éste pudiera exponer su repertorio de arte personal, corriendo con todos los gastos la hacienda castellanomanchega, es decir, todos nosotros. Y, a pesar del evidente poco atractivo para el público del espacio expositivo, con escasísimas visitas, y un coste millonario que podría ser mucho más útil utilizado para mejoras en el resto de museos de nuestra ciudad, el gobierno regional sigue empecinado en mantenerlo a flote,  para lo que, incluso, no duda en entregar o ceder para exponer en ese espacio privatizado, la obra de Alberto Sánchez, consumando el presidente Page, así, otro expolio más a los toledanos. 

Pero volvamos a las conferencias. Arturo Ruiz ha hablado de las novedades en las excavaciones en este yacimiento de la Edad del Bronce, dentro del contexto del proyecto de investigación "Entre dos tierras: poblamiento y desarrollo cultural durante la Edad del Bronce en los Montes de Toledo", que a su vez formaría parte de de las investigaciones sobre el Bronce de la Mancha y del Valle Medio del Tajo.  Una investigación que intenta entender el sitio  aunando informaciones del territorio, del conocimiento del poblado en sí mismo, de la cronología y su comparación con otros sitios similares, de la subsistencia, de los propios materiales aparecidos, de  los intercambios a grandes distancias, o el simbolismo.


Como ha explicado Arturo, el año 2021 fue un poco decepcionante desde el punto de vista del impacto o repercusión mediático,  por la escasa entidad de los restos localizados y la falta de correlación con lo que, al parecer, indicaba el georradar, aunque no fue así desde el punto de vista científico ya que se obtuvieron datos muy relevantes. Sin embargo, ha sido en este segundo año cuando el yacimiento ha aportado grandes novedades. Siguiendo su intuición y los consejos que le dio Juanma Rojas, decidió excavar en las zonas donde era posible encontrar estructuras importantes por ser los sitios más vulnerables defensivamente del cerro donde se ubica el yacimiento. Y fue así como, tras un duro trabajo, con temperaturas extremas, su equipo consiguió localizar lo que interpretan como un corredor de acceso al poblado, flanqueado por dos potentes estructuras defensivas, todo ello con más de un metro de alzado conservado; además aparecieron muy interesantes materiales en hueso, bronce, enormemente desgastados en este caso, indicando que este material era escaso, o incluso marfil que habla de redes de intercambio a grandes distancias. Todos ellos materiales estudiados por su equipo durante el resto del año, en los laboratorios de la Universidad Complutense, a lo que hay que sumar toda una serie de análisis necesarios para entender el yacimiento, como son el Carbono 14, estudios de fauna, de los pólenes, de la procedencia de las materias primas, etc. Pero no sólo ha expuesto sobre el yacimiento, sino de su posible vinculación con las pinturas rupestres localizadas en el entorno, y la importancia de la difusión de lo descubierto allí, como una obligación o tarea imprescindible en todo trabajo de Investigación, para dar a conocer a la sociedad el yacimiento como fin último, que sirve, además, para concienciar de la necesidad de conservar y proteger el patrimonio que es de todos, y también de nuestros hijos.









Las expectativas para la campaña del año que viene son muy buenas. Se plantea completar la excavación del corredor de acceso y el cerramiento interior y exterior del mismo, a la vez que ampliar la intervención arqueológica hacia la zona interior del poblado con el fin de localizar estructuras de hábitat, donde es muy probable que aparezcan muy interesantes materiales.

TOLEDO. Paisaje, poder y símbolo de una ciudad imperial en el siglo de la primera vuelta al mundo (Antonio Zárate Martín)

    El profesor Antonio Zárate presenta nuevo libro de temática toledana "Toledo. Paisaje, poder y símbolo de una ciudad imperial en el siglo de la primera vuelta al mundo".  El libro, editado por Editorial Ledoria, será presentado el próximo martes, 8 de noviembre en el salón de actos de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, a las 19:00 horas. En la presentación participará el historiador toledano Fernando Martínez Gil

   Cuando Juan Sebastián Elcano desembarcó en Sevilla, el 8 de septiembre de 1522, culminando su gesta de dar por primera vez la vuelta al mundo y de impulsar de esa manera la primera globalización, Toledo acababa de salir de la profunda crisis que supuso el movimiento de las Comunidades. Sin embargo, la importancia de sus valores simbólicos desde los tiempos de la monarquía visigoda justificó que Carlos V la convirtiera en referencia de su política imperial, y que Felipe II se esforzara por mantener su papel de representación del poder político del estado y religioso, incluso después de decidir la instalación permanente de la Corte en Madrid en 1561 y de culminar las obras del Monasterio del Escorial en 1584, un nuevo símbolo de la monarquía hispánica.

   En este libro se muestran las relaciones de la Corona y la Iglesia con la ciudad y el papel de ambas instituciones en la construcción de su imagen, en sus transformaciones urbanas y en la configuración de un paisaje urbano que se modifica a lo largo del siglo XVI, siempre de acuerdo con significados políticos y religiosos, con un dinamismo que hizo de Toledo uno de los principales focos de actividad económica de Castilla y de atracción de población en el siglo XVI. Su importancia política, religiosa y económica, también demográfica, sólo superada en población por Lisboa y Sevilla, justifica su protagonismo artístico en aquella época y una influencia cultural sobre el mundo americano que es fácil de contemplar en la actualidad a través de ejemplos y casos concretos. Sus huellas permanecen actualmente vivas en las arquitecturas y paisajes urbanos de todos esos países, así como en costumbres y sensibilidades artísticas, de manera que, a través de esa proyección cultural, Toledo se consolida como ciudad universal y de valores excepcionales en el siglo de los grandes descubrimientos y de la primera vuelta al mundo.  

                                                                 Acceso a la ficha del libro: 


(Texto y portada tomadas de la página de Culto(Cultura Toledana))

"Emocionalmente, la Vega Baja, me duele"

Isabelo Sánchez

"Emocionalmente, la Vega Baja, me duele". Esas fueron las palabras con las que Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo, arqueólogo que trabajó mucho en el sitio cuando allí se quisieron construir 3.000 viviendas, entre los años 2001 y 2006, y que actualmente dirige el emblemático yacimiento visigodo de Guarrazar, en Guadamur, inició su conferencia.

Partiendo de los conocimientos previos sobre el sitio, pues ya se sabía de la importancia del lugar desde el siglo XVI, con documentos que hablan de la importancia de Vega Baja,  que llegan hasta el XVIII, hizo un recorrido por las intervenciones modernas, principalmente las realizadas por su equipo, desde los sondeos previos a la urbanización, allá por 2001, más de 200, en los que prácticamente todos mostraron resultados positivos, ratificando de esta manera los hallazgos antiguos y los documentos que hablaban de ello (dando a entender que no fue una sorpresa que se empezara a comprometer el proyecto urbanístico para construir viviendas, además de usos dotacionales y terciarios,  auspiciado por el Ayuntamiento y la Junta de Comunidades, mientras que intentaban tirar  para adelante, a toda costa, ignorando la realidad arqueológica); la actuación, simultanea, y agónica, en San Pedro el Verde 25, cuando ya casi había sido arrasado por completo el gran edificio que allí había,  los trabajos realizados en los viales de la urbanización, allá por 2003-4, y, por último, la excavación de algunas de las parcelas adjudicadas a propietarios particulares.

Teniendo en cuenta la geología del territorio, las fallas que determinaron el surgimiento y características del peñón toledano, el Cerro del Bu, la llanura de inundación del río, y el territorio al norte y al sur, Juan Manuel nos habló del poblamiento antiguo e intenso del territorio, vertebrado por las vías de comunicación. Aunque el cerro y el peñón, fueron poblados muy pronto, sin embargo, existen importantes asentamientos romanos en la zona de los montes, y sobre todo por toda la vega, muy interesante el de la zona de la estación del ferrocarril, en Santa Bárbara, mostrando que ya en esa época era normal el hábitat permanente de gentes fuera del Casco Históricos, es decir, que vivían fuera de la urbs.

Para entender el poblamiento tardo antiguo, es necesario tener en cuenta esos hábitats previos, los caminos antiguos que se fueron desarrollando desde entonces, y los conceptos o significados de civitas, urbs, y suburbium. De esta forma trató de poner de relevancia, el hecho de que la urbs toledana, la ciudad o espacio construido a partir del centro, durante el periodo que nos ocupa, podía ocupar unas 80 hectáreas, mientras que el suburbium (Vega Baja) que se crea a sus pies, con una estimación prudente, pudo superar las 140 hectáreas.

Este espacio, que empezó a poblarse, aunque débilmente, desde la prehistoria, tiene un importante crecimiento, ya desde época romana, cuando se instalan allí villas romanas o grandes edificios como el circo, que siguen utilizando, o crean, esas vías de comunicación antiguas, en torno a las cuales se configura el asentamiento, las importantes zonas cementeriales y, probablemente, algunos santuarios. Algunas de estas vías tienen un porte importante, aunque también existen viales secundarios, todos ellos atestiguados arqueológicamente, que justifican los ejes del urbanismo que se desarrollaría con los visigodos.

La importancia que adquiere el suburbio quedó atestiguada por el emplazamiento en el lugar del Aula Regia, o salón del trono, que supondría que Vega Baja, el suburbio toledano, se convirtió en el centro de poder del reino. Su presencia en el lugar está claramente atestiguada por las fuentes, no hay ninguna duda, y por la arqueología. Cuando en 2001, el equipo de Juanma se encontraba trabajando en los sondeos encargados por la empresa Vega Baja, previos a la construcción de la urbanización, detectaron el movimiento de máquinas en una parcela aledaña, fuera del ámbito del proyecto urbanístico. Allí, se iba a construir la clínica Fremap, y los arqueólogos quedaron asombrados al ver que, sin intervención arqueológica alguna, se estaban eliminando con una pala excavadora, restos que parecían de gran relevancia. Su denuncia paralizó la obra, y se inició una excavación arqueológica, en lo poco que habían dejado las máquinas. Muros de un metro veinte o metro treinta (como decían las fuentes), aparecieron a la vista, que claramente debían soportar bóvedas elevadas por lo menos a diez metros o más sobre el suelo. Es decir, se trataba de un gran edificio que, por sus características, sólo podría corresponder con un palacio o el aula regia; el centro de poder visigodo, probablemente vinculado con una basílica pretoriense, aun no descubierta, y unido con un gran vial de comunicación y/o procesional, con Santa Leocadia, centro del poder religioso. En torno a esta zona palacial, se levantarían otras importantes edificaciones, que fueron identificadas durante las excavaciones de 2004, organizadas en torno a grandes patios, extendiéndose, a partir de aquí, toda una nueva ciudad, cuyos límites, abarcarían toda la zona de Vega Baja, que actualmente está sin edificar, el barrio de Santa Teresa, el Poblado Obrero, y alcanzaría más allá de la Avenida de la Reconquista, y la Avenida de Barber, incluida la franja del Hospital Virgen de la Salud, sin poder determinar el límite por esta zona, aunque él mismo vio restos arqueológicos, que no fueron excavados, cuando se construyó el aparcamiento de la calle Bruselas.  En la importancia del lugar, es necesario tener en cuenta que Toledo, el suburbium, se convirtió, también,  en uno de los centros de poder religioso más importantes del momento, con la celebración, en la Basílica y en Santa Leocadia, de varios concilios, incluido el que le costó el reino, por enfrentarse al poder religioso, al rey Wamba. El lugar, habría estado habitado, entonces, débilmente en la prehistoria, de forma más importante durante el periodo romano, habría sido intensamente urbanizado en el momento visigodo, y mantendría el poblamiento durante el periodo emiral, y probablemente hasta el siglo X, cuando la ciudad se retrae hacia el interior de la muralla.

En definitiva, peculiarmente, Vega Baja, es un caso excepcional en Europa en la conservación de los restos de una ciudad de la Antigüedad Tardía, un lugar emblemático que ha sido olvidado por las administraciones, y que, dado su estado de abandono, permanece ajeno a la ciudadanía. Se trata de un espacio de gran potencial que precisa, en primer lugar, que sea protegido, pues plantas y árboles crecen sin control deteriorándolo cada día, y en segundo lugar, que sea puesto en valor, no en su globalidad, por la dificultad de excavar todas las hectáreas que tiene el sitio, y de realizar después un mantenimiento de las estructuras afloradas para que no se deterioren, pero sí que sería posible excavar y poner en valor alguna zona o zonas,  de forma que la ciudadanía pudiera valorar lo que realmente hay ahí. El resto de espacios, las zonas de menor valor arqueológico, podrían convertirse, por ejemplo, en jardines, por ejemplo de aromáticas, que no tienen grandes raíces que destruyan los restos, para que el espacio pueda ser disfrutado por los ciudadanos. Pero esta conservación, y puesta en valor, depende de la sociedad, de la ciudadanía. 

Para finalizar, puso en relación o comparó, el esfuerzo que, con muy pocos recursos, se viene haciendo en Guarrazar, un lugar que, en 2013-2014, estaba casi desaparecido, y que con mucho trabajo está aflorando poco a poco, y que cada vez es más apreciado por los ciudadanos, gracias a la puesta en valor que se está realizando allí, principalmente con los niños, que son en quiénes hay que incidir para que se valore el pasado. Guarrazar, en Guadamur, aunque se muestra como un lugar importante del mundo visigodo, se encuentra a diez kilómetros de Toledo, en medio del campo. Si ese trabajo, ese proyecto, que él personalmente ofreció a la administración local y regional, antes de hacerse cargo de Guarrazar, se hubiera realizado en Toledo, en la capital, donde las personas pueden bajar a la Vega Baja, andando, el éxito en cuanto a la difusión y valoración del patrimonio, habría estado garantizado, desde hace varios años, y su futuro estaría garantizado desde hace mucho tiempo, lo que le lleva a ese dolor emocional, por el tiempo y las oportunidades perdidas.

En mi opinión, está claro que Vega Baja necesita un proyecto o un plan, pero no un plan urbanístico, sino uno de protección y puesta en valor, que aleje definitivamente la sombra del ladrillo, o las intervenciones u ocurrencias puntuales. Es necesario, como puso de relieve el conferenciante, sacar toda la información que existe sobre el sitio, que es mucha (él mismo cuenta con una estantería completa llena de documentación sobre Vega Baja), y trabajar en ella, para, a partir de aquí, poder tomar las mejores decisiones sobre el lugar. 

Son muchos los años de abandono de Vega Baja, en mi opinión propiciados interesadamente por las administraciones que deberían haberlo cuidado y puesto en valor, sin duda, porque siempre albergaron el deseo de llenar todo ese espacio de asfalto y ladrillo (que ya lo tienen lleno de coches), en una política absurda e insostenible, de crecer y quemar suelo, sin ton ni son, en un contexto de crecimiento poblacional cercano al cero; en lugar de rehabilitar viviendas, regenerar espacios degradados e intentar proporcionar a los ciudadanos entornos agradables y calidad de vida. Qué mejor entorno que poder pasear con la vista de la ciudad amurallada al fondo, entre jardines fragantes, y bellas ruinas que nos hablan de un pasado brillante y glorioso. 

Aunque parece que, finalmente, gracias otra vez, como en 2006, a la presión ciudadana (que sus intenciones eran claramente otras), Vega Baja puede estar salvada (ya veremos finalmente ese POM cuyo avance llevan anunciando tanto tiempo y que mantienen oculto a la ciudadanía), no nos olvidamos de La Peraleda, ese espacio al otro lado del río, que claramente pertenece al mismo espacio geográfico, que perteneció en el pasado a la misma unidad cultural, y que se encuentra dentro del espacio protegido por UNESCO, cuando declaró la ciudad de Toledo patrimonio de la Humanidad. Parece que, vistas las dificultades para construir en la Vega (su obsesión), la administración local y regional, han virado su objetivo hacia ese otro espacio que, excepcionalmente se ha salvado del urbanismo feroz en los momentos de mayor fuerza de la burbuja del ladrillo, pero que ahora, puede volver a estar en peligro, mucho más de lo que lo estuvo en 2007, con aquél POM salvaje; ya que el pistoletazo de salida para llenar de ladrillo y asfalto ese espacio lo han dado ya, con la ubicación en el sitio del cuartel de la Guardia Civil, en un claro intento de liquidar la cuestión, con la ayuda o el impulso de la implantación en el sitio de una institución querida por muchos ciudadanos (es decir, la utilización política de esta institución), para que así existan menos obstáculos a sus deseos y ocurrencias.

Sólo una última reflexión. La serie de conferencias que ha organizado la plataforma “Toledo. Sociedad, Patrimonio y Cultura”, es de gran interés para comprender la relevancia y valor para la ciudadanía, de lo que las administraciones local y regional han denominado, en su famoso convenio “Sitio histórico y natural de la Vega Baja de la Ciudad de Toledo”.  En las mismas, participan grandes expertos en geografía, paisaje, educación, y arqueología. Los gestores públicos que tendrán la misión futura de proteger y dar a conocer este espacio, deberían, para poder tener una visión clara e informada de lo que se puede o debe hacer en el lugar, por lo menos, estar presentes en este tipo de eventos. Conocemos la gran afición por la fotografía de nuestros gobernantes; en la inauguración de cualquier tipo de mobiliario público, empresa privada, o evento, ya sea realizado por la propia administración, o como políticos adosados para la foto, con el eslogan de que “el ayuntamiento apoya”; pero creemos que es aquí donde hay que estar, donde se debate el futuro de aspectos importantes de la ciudad, como es en este caso Vega Baja, haya o no haya foto, para aprender, para ilustrarse, para que nos ilustren a los ciudadanos y para que respondan a las preguntas y dudas de estos. Todos sabemos que no tienen ningún plan de ciudad, y así es difícil tomar decisiones acertadas. Por lo menos podían informarse.  Ayer, entre los asistentes a la conferencia, estaban varios representantes de la corporación municipal, en concreto, de Izquierda Unida-Podemos, del Partido Popular y de Ciudadanos, lo que hizo que resaltara más, aunque viene siendo normal, la ausencia de representantes del PSOE.  


Estas son las conferencias que quedan:



Visita a la ciudad hispano-musulmana de Vascos y al dolmen de Azután

Ayer, se anunciaba la apertura al público de las visitas a la ciudad hispano-musulmana de Vascos, en este año 2022. después de haber permanecido cerrado durante los últimos tres meses por razones medioambientales.



Habíamos visitado el sitio hace varios años. Desde entonces se han realizado varias campañas de excavaciones arqueológicas, así que, como las visitas están limitadas, según se anuncia, sólo a los sábados hasta las 14:00 horas, decidimos montar una excursión improvisada, y volver para verlo de nuevo.


La longitud del camino de acceso, sin duda, es un factor importante para desanimar a cualquiera. Aunque la indicación para el acceso es clara en internet, justo en el cruce de Navalmoralejo, en sentido contrario a este, no estaría de más alguna señal indicativa en la carretera, ya que la única señal que nos muestra que estamos en la ruta buena, es un cartel "escondido" en el propio camino.


Por eso, no es raro que sólo hubiera dos coches más, además de nosotros, visitando el lugar, por lo menos a esa hora. Parece que todo está pensado para que el yacimiento no sea visitado. Sorprende, desde el primer momento, la falta de indicaciones. Se sabe que uno tiene que parar, y aparcar, porque una pequeña zona carece de vegetación de pastos, en torno a varias encinas, y porque hay un cartel con las normas de visitas, pero no existe ninguna indicación más. Una vez estacionado el coche, ayer, con el calor que hacía, debajo de la sombra de una encina, nos encontramos totalmente perdidos. Varias sendas, de la temporada pasada, salen en distintas direcciones, y no hay nada que señale cuál es el camino correcto. Como era de esperar cogimos el camino equivocado, y terminamos, al topar con la muralla exterior, infranqueable, saltando por las piedras, entre los pinchos del pasto, que empieza a estar seco, y que se nos clavaba en los pies.


Una vez localizado el camino correcto, una pequeña senda descendente y arenosa, debido a que probablemente corre por allí el agua cuando llueve, te permite acceder al interior del recinto amurallado. En plena primavera, la vegetación lo ha invadido todo, y de forma intuitiva superas la muralla siguiendo la pequeña vereda, aunque sin mucha convicción de ir por el camino correcto, hasta que finalmente puedes ver la muralla de la alcazaba, al fondo, y empieza a aparecer alguna estructura de viviendas, o el camino empedrado.


Habría sido de desear que, por lo menos, hubiera habido alguna preparación del sitio, limpiando algo los pastos, en las zonas excavadas, pero no es así. Eso unido a la falta total de señales, y de carteles informativos,  aunque sean mínimos, no hacen la visita muy agradable. Si no te has leído antes algún artículo sobre el sitio, estarás totalmente perdido. En este punto, entre las viviendas de la época, no sabrás cómo acceder a lo alto de la alcazaba. Recordábamos que, desde su parte superior, hay una gran vista del río Uso y el embalse de Azután, así que, sabíamos que había que penetrar al interior de la fortalece, lo que conseguimos después de algunos intentos, cuando por fin vimos la gran mezquita, junto a la puerta de acceso.


Un yacimiento, sin duda espectacular, pero que precisaría un poco más de atención en cuanto a señalización de dirección y didáctica, para hacerlo atractivo. El calor, por otra parte, no ayudó nada a hacernos pasar un buen día. El caso es que,  a nosotros, pasear entre ruinas nos encanta, pero, probablemente,  cualquier otra persona saldrá de allí, después de haber recorrido el insufrible camino, totalmente decepcionada, sobre todo, si no consiguen acceder a la parte alta, y no ven las magníficas vistas. 


Al fondo, en el río, puede verse la estructura que debía ser el puerto de atraque del famoso barco que compró la diputación para acceder al yacimiento por el agua, y que terminó subastado no hace mucho, sin que nunca llegara a funcionar. El camino de acceso al yacimiento desde este lugar, de madera, también se ve abandonado. 345.000 euros de barco, tirados a la basura, más el coste de la infraestructura. Todo ello, al parecer, por rivalidades políticas entre el PSOE y PP, en un cambio de legislatura.


Abandonando ya el lugar,  pasamos por la zona de necrópolis, igualmente abandonada y sin señalización alguna. Sólo el que tenga una pequeña idea de cómo señalizaban los musulmanes sus tumbas, con pequeños cipos, puede distinguir en esa dehesa-monte, la gran cantidad de tumbas que se distribuyen a uno y otro lado del camino.


Una vez que conseguimos salir de nuevo a la carretera, aprovechamos para volver a visitar el Dolmen de Azután, que en la misma línea, después de muchos años que estuvimos allí, pudimos comprobar que no se ha hecho nada para mejorar el acceso al mismo. Hay que aparcar en un pequeño ensanchamiento en la carretera, a unos 200 metros del sitio, y caminar por la carretera (por suerte no circulan muchos vehículos), hasta encontrar la senda que lleva al monumento. Ni un cartel, ni una señal. No hay nada que indique que hay una tumba monumental neolítica. Y, al igual que en Vascos, nada de mantenimiento. Pasto y plantas de todo tipo crecen por doquier, y ningún cartel que explique algo el sitio, que sin duda lo merecería.



Una pena la poca atención que nuestras autoridades prestan a algunos patrimonios. Y, en este caso, se trata de sitios importantes. ¡Impresentable!




Para saber más sobre la ciudad hispano-musulmana de Vascos, pulsa en la imagen: 




Fotografías:

Ciudad Hispano-Musulmana de Vascos












































Dolmen de Azután