SAFONT, O “CUANDO EL DINERO DEL POBRE (PUEBLO) VA DOS VECES AL MERCADO”

Isabelo Sánchez Gómez
Licenciado en Geografía e Historia
Máster en Patrimonio Histórico: Investigación y Gestión
Miembro de la plataforma "Toledo. Sociedad, patrimonio y cultura"


Parece que el refrán original se refiere al avaro que por ahorrar escatima comprando algún producto que, debido a su baja calidad, debe volver a comprar por segunda vez, teniendo un gasto, al final, mayor, que si hubiera comprado desde el primer momento un artículo de clase superior. El mismo refrán se aplica al pobre, pero en este caso, la reserva tiene más que ver con la  necesidad que con la tacañería, aunque el resultado sea idéntico en la duración del bien, mas no así en el quebranto, siempre mayor para el menesteroso.

Plano realizado por Cesáreo Bas Vivancos, a partir del dibujado por El Graco.  1610. Archivo Municipal de Toledo. Indicación de lo que entonces era  la isla de Antolinez  y hoy es Safont

Trasladado el refrán a la "res pública", se entiende que el poder debe siempre buscar el bien común, mediante  la mejor gestión posible del dinero colectivo, que se aplica a la prestación de servicios, o la realización de obras. Para ello es necesario promover licitaciones a precios de mercado razonables, con la mejor relación calidad-precio, y evitando, en las ofertas, bajas temerarias, aspectos, ambos, que podrían llevar a una pésima calidad en las prestaciones finalmente contratadas y, por lo tanto, a un gasto añadido en reparaciones o mantenimientos.

Si al final se hace todo bien, para el caso de las obras que se acometen, ya sean edificaciones, o parques y jardines, por ejemplo, todo el mundo sabe, que para que todo el esfuerzo público no sea en balde, debería existir una planificación a largo plazo, en el sentido de que la administración tiene que tener en cuenta no sólo la ejecución de la obra en sí misma, sino el mantenimiento de la misma, ya sea de forma directa, mediante sus propios recursos, o mediante la cesión, junto con su mantenimiento, a un tercero, que garantice el funcionamiento del establecimiento, y por lo tanto el disfrute, a lo largo del tiempo, por parte de los ciudadanos que financiaron el proyecto.

Plano de Francisco Coello 1858. Archivo Municipal de Toledo. El ramal del río ha desparecido y ha sido ocupado por cultivos, creando un gran espacio de huerta. Marcando en amarillo la Mina de Safont que regaba Vega Baja.

Sin embargo, parece que esto no siempre es así. Todos estamos acostumbrados, y mucho más en los últimos años, a la geografía del despilfarro. Obras, que fueron vendidas como necesarias y magníficas, que coparon titulares de prensa, con la foto ineludible del político de turno, y que han quedado abandonados por nuestro territorio, como vergonzosos muertos de hormigón, edificios en ruina,  eriales, o bosques impenetrables. No es que hayamos comprado, como el pobre, un producto de mala calidad y se nos haya estropeado, sino que son millones de euros que “teóricamente” estaban bien gestionados en relación a la calidad-precio que se esperaba, e iban a ser útiles a la sociedad, pero que se esfumaron, sin concluir la obra, o tras el abandono de su mantenimiento, y por lo tanto, sin que la ciudadanía haya podido disfrutarlos, aunque sí se carga la merma económica a sus costillas,  y sin que nadie haya asumido responsabilidades.

Campesino en la Huerta de San Pablo. 1905. 
Archivo Municipal. Colección Luis Alba

Aeropuertos sin aviones, autopistas que no van a ninguna parte, líneas de alta velocidad ruinosas, depósitos subterráneos de gas, etc. Todas ellas obras inacabadas, mal planificadas o ruinosas. Ahí está el “Quixote CREA”, un cubo gigante, con un impacto paisajístico tremendo, que además destruyó 1.400 tumbas del cementerio medieval, cerca de 200, sin ni siquiera documentar. La obra, además, parece que carecía de una utilidad real, en el sentido de que no se conocen estudios que justificarán la necesidad o provecho ciudadano, existiendo en la ciudad, en esos momentos, otro auditorio recientemente inaugurado. La prueba del despilfarro realizado es que más de 7 años después de paralizado el proyecto, se siguen buscando usos al edificio,  ahora distintos a los del edificio original. Es decir, no es que se comprara algo malo, es que la obra se realizó por hacer algo, sin un propósito, salvo tal vez el de que el político de turno se apuntara un tanto. A este ejemplo puedo añadir, que se me ocurra ahora mismo, sin pensar mucho,  en la ciudad de Toledo: la Casa de la Juventud, el Barrio Avanzado, el edificio de “Toletum”, el nuevo hospital de Toledo (ahora ostensiblemente recortado), el Centro del Fuego, el Puente de Polvorines, el Parque de Polvorines  o el ferial de la Peraleda, y por qué no, el parque de Safont, vergonzosamente abandonado a su suerte desde hace más de veinte años.
 
 Safont. alrededor de  1934 Archivo Municipal de Toledo. Recorte de la foto "Vista aérea del puente alcántara desde el sur". Donada por Jose Luis Isabel Sánchez.
La salida del recinto ferial de la Vega fue muy dolorosa para muchos toledanos. Ese espacio guardaba muchos recuerdos y vivencias, y emocionalmente fue duro el traslado. Ya nadie recuerda cuáles son los motivos que llevaron a nuestras autoridades a tomar esa decisión, pero a ninguno se le escapa que debieron tener relación con el espacio, limitado, los problemas de movilidad, bloquear toda una zona imprescindible en las comunicaciones de la ciudad, o los problemas de ruido para los vecinos. Como alternativa, se planificó un ferial alejado de la ciudad, en una zona amplia, bien comunicada, con amplias superficies de aparcamiento y para la ubicación de los feriantes. Tampoco recordamos como nos lo vendieron. En todo caso, no recuerdo grandes manifestaciones ciudadanas oponiéndose al proyecto.

1596-1600. Vista de Toledo. El Greco. Metropolitan de Nueva York. En primer plano Safont

Durante varios años, según mi percepción, la feria en el nuevo ferial fue un éxito. Año tras año se llenaba, y había un muy buen ambiente. Poco a poco, el enlace emocional con la Vega, fue olvidándose según los nostálgicos fuimos haciéndonos mayores y empezaron a incorporarse a los festejos jóvenes sin esos lazos afectivos. Entonces algo sucedió, tal vez relacionado con el cambio de calificación del suelo, de rústico a urbanizable de aquel espacio. Desde un momento determinado el ferial entró en decadencia, debido, como tantas veces sucedes,  a la falta de mantenimiento, y a que poco a poco los conciertos y actividades que podían atraer a gente se trasladaron a otras partes de la ciudad. Al poco empezaron a lanzarse globos sonda desde la administración municipal sobre el traslado del ferial a otras zonas de la ciudad. En el año 2014, Emiliano García Page anunció la vuelta del ferial a La Vega, para el año 2015, hasta que pudiera trasladarse a la zona de Azarquiel-Huerta del Rey, donde al parecer ya tenían un proyecto. Por cierto, aunque sólo han pasado cuatro años, ese proyecto, que debió costar un dinero, es diferente al que ahora presenta la alcaldesa.

Vega de Safont. Postal .Hayuser y Menet. Alrededor de 1945. Imagen posible década de los 20 Colección Archivo Municipal de Toledo


Está claro que el cambio de ferial sólo tiene el propósito de dejar el espacio de la Peraleda libre para la construcción de pisos, y si los políticos, además, pueden rentabilizar dicho cambio en término de votos, convenciendo a la ciudadanía de que eso es lo mejor, miel sobre hojuelas. Claramente se ha jugado con la desafección de la ciudadanía con la feria en La Peraleda, a mi juicio provocada intencionadamente para sacar el ferial de allí. En ese cansancio ciudadano se ha jugado con las emociones del recuerdo de la feria de la Vega, proponiendo el traslado a una zona cercana y céntrica, pero obviando los problemas que generará dicha instalación, en la línea de los que ya provocaba en su momento La Vega: dificultades de aparcamiento, colapso circulatorio, ruido, etc. También se ha obviado decir que ese cambio supone la destrucción de lo que un día fue uno de los mejores parques de Toledo, y una zona de esparcimiento de los ciudadanos, que se puede disfrutar todo el año, siempre y cuando se haga una pequeña inversión,  a cambio de una infraestructura que se usará sólo un par de semanas.

Bella imagen de la noria del parque. Web menéndezdeluarca. Parque de Safont


En fechas recientes, como todos sabemos, la alcaldesa Milagros Tolón, anunció el traslado e instalación del ferial en Safont. Aunque se vende como que los problemas que se generarían en La Vega no se producirán aquí, en realidad es prácticamente igual, o peor. Las posibilidades en cuanto a la accesibilidad de la zona son muy limitadas. El puente de Azarquiel es esencial en la comunicación de la ciudad, ubicado entre el Paseo de la Rosa y la Avenida de Castilla-La Mancha, o la rotonda del Salto del Caballo. Son áreas donde en días normales se producen importantes atascos, con lo que no quiero ni pensar los que se producirán si finalmente se instala aquí el ferial. Lo auguro un corto recorrido, y luego el clásico olvido, y a pagar de nuevo, cuando haya otra ocurrencia, u otros intereses en juego.

En todo caso la alcaldesa también lo vende como un proyecto muy aceptado por los ciudadanos, porque nunca ha cuajado el ferial en La Peraleda. No puedo estar en más desacuerdo con estas declaraciones. La mayoría de las ciudades importantes tienen un ferial alejado del núcleo urbano y, como decía, si el ferial no ha cuajado no ha sido por su situación, sino porque lo han dejado morir aposta. Es muy fácil decir lo de la aceptación ciudadana sin haber realizado consulta alguna, o por lo menos a mí no me han preguntado, o no me he enterado, y me temo que tampoco al resto de los toledanos.  

Vista del parque de Safont cuando estaba cuidado. Web menéndezdeluarca. Parque de Safont

Safont es un espacio con un gran potencial para que los ciudadanos puedan disfrutar del río en un entorno agradable, sin embargo, como sucede tantas veces, en los últimos tiempos ha sufrido el mismo destino que otros espacios en la ciudad, como el Parque de Polvorines,  o que La Peraleda, tal vez con la idea de que la ciudadanía conceda que aquí se construya un ferial, para mejorarlo. Aún así, es un espacio con un importante número de árboles, en el centro de la ciudad, que sin mucho esfuerzo puede ser un magnífico parque del que los ciudadanos disfruten todo el año, en lugar del par de semanas que se “disfrutaría” del ferial.
Azuda en el manuscrito Bayad-wa-Riyad
 
En la línea de la “geografía del despilfarro” y del uso deficiente que se hace del dinero público, nada mejor que hablar de este espacio Safont. Hace años era una isla, la Isla de Antolinez. El brazo del río que circulaba más al oeste, fue anulado, y el espacio se convirtió en una gran huerta para la ciudad. En los años 70, era una de las zonas de baño y recreo más apreciadas por los toledanos, aunque con el inicio de la contaminación del río el espacio perdió atractivo. A raíz de la construcción de la carretera que hoy es la Avenida Castilla-La Mancha, el espacio quedó relativamente aislado y sin uso.

Quiero recordar aquí, el momento en el que este espacio fue convertido en un parque, en 1997. El objetivo del Ayuntamiento, era " ofrecer un parque en el que las actividades recreativas se conjuguen con las de huerta y vivero y con la conservación de sus valores naturales. Recuperar las vegas de regadío, que formaban históricamente a la ciudad, y utilizar los antiguos artificios para la elevación del agua con objeto de dotar al parque de ciertos elementos de espectacularidad que contribuyan a la atracción del público a una zona relativamente alejada del casco. Comunicar el parque con Toledo atenuando la imagen de barrera de la N-401. Recuperar y poner en valor el polo de atracción que constituyen el conjunto de edificios históricos de molinos, fábrica de harinas y central hidroeléctrica, situadas en torno a la presa y mina del Corregidor”. Como ven, hubo un plan, un proyecto, y un deseo de crear espacios agradables, relacionados con la naturaleza, el río, y los usos tradicionales de las vegas, para los ciudadanos. Ese proyecto se ejecutó y debió tener un coste importante.


Algunos conseguimos ver el agua correr por los canales, elevada por la majestuosa noria de acero corten, de 17 metros de altura, que trataba de rememorar las norias de corriente que en la antigüedad giraban en  las márgenes del río Tajo para regar las huertas. Albercas, canales, alamedas, y el agua, generaron durante un tiempo un espacio mágico, que perdió la magia el día que la noria se averió, y nadie se preocupó por repararla, el agua se estancó y se pudrió en las balsas, los canales se arruinaron, y la maleza y la basura empezaron a adueñarse del parque. Los ciudadanos pagamos la obra con nuestros impuestos, y consentimos en el abandono. Ahora, nos toca pagar de nuevo la obra de turno que se le ocurre al político, hasta que llegue la siguiente, y así en un giro infinito, a diferencia del de la noria, que se paró de pronto un día, cansada del desprecio de los humanos hacia su bella mole.

En el siglo XI, Al-Mamun, el rey taifa, en las tardes calurosas de agosto, se sentaba en el Salón de la Noria, y era feliz contemplando el reflejo de la rueda en el espejo del agua cristalina de la alberca, mientras veía caer el agua en haces multicolores, y sentía su frescor, arrullado por el sonido de cada giro. Luego, veía el agua correr por el canal y perderse por el fondo en un bosque de higueras. Una vez, alguien tuvo un sueño y quiso rememorar esa historia, y ofrecer una experiencia similar a todos los ciudadanos, y lo plasmó en un proyecto que fue llevado a la práctica con el dinero de los impuestos de los ciudadanos. Probablemente, un alcalde se hizo una foto para dejar testimonio de que era una obra suya y para rentabilizarlo políticamente, y otro, u otros alcaldes, decidieron más tarde realizar sus propias obras, para las que necesitaban recursos económicos, y consideraron que los gastos de mantenimiento de las obras de sus antecesores eran prescindibles, porque no eran las suyas. ¡Cómo iban a pensar que esas obras no eran de ellos, sino de los ciudadanos!
 
Bella imagen del estanque. Web menéndezdeluarca. Parque de Safont

Y cómo se va a admitir ahora, que los objetivos que se esgrimieron en 1995 para construir el Parque de Safont, son igualmente válidos y beneficiosos para los ciudadanos en 2019, si el regidor de turno tiene que hacer su propia obra, se sacrifique lo que se sacrifique, sobre todo si hay que rentabilizar económicamente el espacio de La Peraleda, y hacerse la foto correspondiente foto para rentabilizarlo políticamente. Mucho más si al mismo tiempo se atiende la demanda ciudadana que grita por el traslado del ferial a Safont, porque como todo el mundo sabe, la alcaldesa nos ha preguntado uno a uno, y, en todo caso, todo el mundo está de acuerdo en que  no hay comparación entre escuchar el gemir de una noria, el agua cantarina cayendo de sus cangilones, su correr por las acequias y el salto final a la alberca, entre huertos, jardines, arboledas frescas y frutales; o sufrir un atasco interminable, respirar gases de escapes, escuchar las magníficas sirenas, y la música atronadoras de las atracciones de feria, mientras paseamos por un suelo de hormigón prensado. ¡No hay comparación! ¡Dónde va a parar!



Safont en un Paisaje de Toledo, de Diego Rivera. 1913

Todo queda listo para la próxima ocurrencia, eso sí, otra vez tendremos que pasar por caja, porque el dinero de los impuestos del pueblo, no debe tener el mismo valor que el dinero particular, y puede ir cuantas veces quiera el político de turno, al  mercado. En fin, qué le vamos a hacer.




Referencias







Isabelo Sánchez Gómez
Licenciado en Geografía e Historia
Máster en Patrimonio Histórico: Investigación y Gestión
Miembro de la plataforma "Toledo. Sociedad, patrimonio y cultura"

Algunas imágenes del estado actual. Aunque está deteriorado, podría recuperarse con una inversión relativamente baja: